Una pareja se casa en
Madrid, a la boda invitan a unos amigos, también pareja de
Valladolid. Los amigos regalan a los novios unas lámparas para la
mesilla de noche horrorosas. Los recién casados guardan las lámparas
en el armario y ponen unas nuevas, más bonitas.
El matrimonio lleva dos
meses viviendo juntos cuando sus amigos de Valladolid llaman desde el
bar de abajo diciendo que están en Madrid y que si pueden hacerles
una visita. Les invitan a subir, pero la mujer se acuerda de las
lámparas guardadas en el armario y decide ponerlas.
[…]
-¡Corre! ¡Saca las
lámparas del armario antes de que suban, Luis!
-Mujer, es un cuarto sin
ascensor. Tranquila, que nos da tiempo
-¡Pues menos mal que no
las metimos en el trastero! Anda, que ¡ya podían haber avisado con
más tiempo!
Laura abre el armario del
pasillo de un tirón y quita de en medio una pila de jerseys. Al
fondo encuentra lo que estaba buscando. Tira de la caja, bastante
voluminosa, mientras piensa por qué narices decidirían meterla allí ¡Con lo que ocupa!. Ya les vale a Marta y a Pepe,
presentarse así, sin avisar ni nada.
-¡Corre, quita las
lámparas, que yo voy sacando estas! -le grita a Luis, que en ese
momento se pelea por desconectar una de las suyas, esas
tan bonitas que no pudieron evitar comprar en cuanto las vieron, y
que pegan tan bien con el estilo nórdico de la habitación.
Desenvuelve a toda prisa
ese horror barroco que les regalaron sus amigos ¡Por favor! Es que
no cree que ni en casa de su tía Lola, la hermana de su abuela, haya
nada tan hortera como esas lámparas.
El timbre de la puerta
suena a la vez que Luis cierra el armario, escondiendo las pruebas.
Laura termina de enchufar uno de esos espantosos cachivaches y salta
por encima de la cama para colocar el otro.
-Hola. ¿Qué tal?¡Cuanto
tiempo! -Oye que dice Luis a sus invitados-, Laura se está
cambiando, ya sabéis como es, que no quiere que la veáis sin
arreglar.
El pie de Laura se enreda
entre el cable y el cubrecamas, trastabilla. Aterrada ve cómo el
pico de la mesilla se acerca a velocidad sónica a su cabeza, suelta
la lámpara en un intento de evitar el golpe.
¡CRASH!¡PLASH!¡PUM!
Laura grita, con el brazo
intenta no golpearse en la cabeza sin conseguirlo, por si fuera poco
la lámpara se ha roto al caer y uno de los cristales se ha clavado
en su pie descalzo.
-¡Joder!¡Mierda de
lámparas! -grita mientras se lleva la mano a la cabeza.
Luis entra corriendo en
la habitación, seguido de Marta y Pepe alarmados por los ruidos de
golpes y cristales. Encuentran a Laura en una posición extraña, con
el cordón de una de las lámparas enredado en el pie, un pequeño
reguero de sangre cae por su sien, también hay sangre en el suelo
mezclada con los cristales.
En el coche, camino de urgencias Marta y Pepe no pueden dejar de mirarse, entre intrigados y divertidos pensando en qué narices estaría haciendo Laura para caer de aquella manera y romper una de esas preciosas lámparas que les habían regalado para la boda.
En busca del final perfecto. Ejercicio propuesto originalmente por Juan José Millás en un curso de escritura.
El relato puede encontrarse en La escritura creativa en las aulas: en torno a los talleres literarios. Delmiro Coto, Benigno. Ed. Grao. P. 139.
Si pincháis el enlace veréis el final de Millás.
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Yavannna
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