jueves, 12 de marzo de 2015

Me acuerdo de

Me acuerdo de lo que escuece el agua oxigenada sobre las rodillas después de caer de la bici.

Me acuerdo de un poema absurdo y marcar un gol de chilena en el patio de un colegio.

Me acuerdo de a qué saben las moras robadas directamente de la morera con Joaquín, mientras, nuestros hermanos pequeños protestaban, no sabían trepar a los árboles.

Me acuerdo de ese gato negro que no se dejaba tocar por nadie, pero dormía encima de mi cuando leía sobre el banco de piedra, recuerdo los arañazos al enredarse con mis vaqueros y mirar las estrellas tirada en el suelo, con él al lado.

Me acuerdo del primer libro que saqué en una biblioteca.

Recuerdo mi cuento favorito, uno que se inventaba mi padre y que iba cambiando con el tiempo.

Me acuerdo del primer beso, y del último.

Me acuerdo de las mañanas de domingo estudiando, la casa de la infancia, por la ventana entraba siempre la banda sonora de Hair, a todo volumen, que los vecinos ponían siempre a las 12.00, sin falta.

Me acuerdo de esa perra grande y buena, que hacía las veces de caballo y siempre me llevaba con mi padre.

Me acuerdo de mi primera película en el cine y mi primera hamburguesa -no me gustó nada- las dos el mismo día.

Me acuerdo de los cassettes grabados que dejaba Juan en mi buzón, esperando que me gustaran, deseando gustarme.

Me acuerdo de tu primera sonrisa.

Me acuerdo del sol quemando -un poquito- la piel bajo el agua mientras intentaba pillar las olas con la tabla.

Me acuerdo de las olas pasando una detrás de otra, arrastrándome al fondo, patada y salir, bocanada inmensa de aire.

Me acuerdo de las clases de natación, los partidos de voleibol, algunas mañanas de domingo jugando a tenis. Julián y yo peleándonos por darle a la pelota, perdíamos siempre contra Ana y Sergio, pero nos reíamos muchísimo.

Me acuerdo de una mañana de “pellas” en un viejo instituto, Icíar y yo en un columpio contándonos la vida.

Me acuerdo de la universidad, la primera clase y casi todas las demás, las gynkhanas, los amigos que he dejado y los que seguiré conservando para toda la vida.

Me acuerdo de robar un culín de cerveza, por ver a qué sabía aquello.

Me acuerdo de la primera vez que dije que quería escribir, una noche de verano cerca del mar.

Me acuerdo de una mañana de sábado, esperar al sol para que abriera el Museo de Cera, la noche comenzó a pesar demasiado y nos despedimos antes de poder entrar, con promesas inciertas, nunca cumplidas.

Me acuerdo de las noches en los bajos, tantas experiencias nuevas.

Me acuerdo de una mañana de primavera, en un aula de universidad, hablando con Isa, el tiempo se hizo muy corto y Julio nos pilló en pijama, antes de la manifestación.

Me acuerdo de los Dondiegos de noche que llenan recuerdos de veranos.

Me acuerdo de comer pipas en la picota del pueblo y las carreras en bici.

Me acuerdo de comer un flash con mi primo debajo de una cama, mi abuela nos había dado el dinero a escondidas, creo que es el flash más rico que me he comido en mi vida.

Me acuerdo de una película a tu lado, cuando aún nos hacíamos promesas.

Me acuerdo de muchos, muchos conciertos... y bailar.


Me acuerdo de los fines del mundo, los viajes a otro planeta y todos esos amores, y desamores, que por horas, también fueron míos.

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Marzo 2015
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Yavannna

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