Estaba preciosa mirando
por la ventana, mordiéndose las uñas, como el día en que se
conocieron. Recorría impaciente con la mirada los regueros que
dejaban las gotas en el cristal. Consultaba repetidamente el reloj,
intentando cerciorarse de que la hora se acercaba, posiblemente
temiéndolo.
No sabía qué podía
hacer por ella, la mujer a la que amaba y con la que llevaba
conviviendo ya tres meses, ¡todo había sido tan rápido!
Hacía medio año Laura
había entrado a trabajar en su oficina, con esa pinta entre decidida
y despistada que inmediatamente atrajo todas las miradas, fruto del
pelo revuelto por el viento de mayo. Los primeros días no dijo gran
cosa, pero los silencios dieron paso a las risas y a las salidas
ocasionales tras el trabajo. Poco a poco las veladas se fueron
alargando cada vez más, y con la
naturalidad de los amigos de infancia que se conocen desde hace años,
la relación se tornó en ser algo más que amantes.
Tres meses más tarde su
casero decidió subir el alquiler del cuchitril, mal llamado
apartamento, en el que vivía. Ella, viendo el lado práctico,
decidió que compartir su piso era lo mejor que podían hacer ¡La
mitad de alquiler!¡Menos desplazamientos!¡Todo serían ventajas!
Cuando todas sus cosas
estuvieron en el piso y las idas y venidas ya no suponían problema
ninguno, comenzaron a repartir más el
tiempo entre los amigos, a fin de cuentas, todos los días podían
hacer cenas románticas o escuchar ese disco que, paseando por la
calle, había cautivado su atención y su alma. Pero, después de
casi dos meses de convivencia no pudo evitar cerciorarse de que Laura
siempre ponía excusas a la hora de quedar con su círculo.
-No lo entiendes –dijo
un buen día, preocupada mientras se mordía el labio con el
colmillo– es que no lo entenderían, no quieren comprenderlo, he
tratado de explicárselo muchas veces y han cambiado de tema, piensan
que no es cierto.
-Pero, estás conmigo y
lo sigues queriendo estar ¿verdad?, antes o después tendrás que
enfrentarte a la situación. No hace falta que sea ahora -apresuró,
al ver el gesto de alerta en sus pequeños ojos verdes-. Entiende que
para mí esto tampoco es justo. Yo, quiero estar contigo y, me da
igual lo que opine el resto ¡Que lo asuman!
Hablaron de muchas cosas
aquel día, un mes más tuvo que pasar para que ella por fin se
decidiera y finalmente, esa tarde de lluvia fueran a reunirse con sus
amigas.
-No deberías de estar
nerviosa. Ya verás cómo todo sale bien.
Después de mirarse un
rato en silencio, ella roza su mano y sonríe.
-Quizá deberías
cambiarte la camiseta ¿no tienes una más, no se, formal?¿Puede que
negra?¡Bah!¡Déjalo!¡Vámonos ya, que estoy de los nervios!Coge el
paraguas, anda.
Por suerte, para cuando
llegan al bar ha dejado de llover, la tarde se tornaba insoportable
con las calles empapadas, cubiertas de agua cual presagio de llanto.
Laura se gira y en un
arrebato le da un beso rápido para armarse de valor, aún nerviosa.
Está guapísima. Entra con decisión y se dirige a la mesa del fondo
mientras tira de su mano.
Desde las sillas ya
ocupadas los ojos de cuatro mujeres no pueden apartarse de la pareja
que acaba de entrar.
-Chicas, ¿qué tal? Os
presento a Jorge, mi novio- la voz le tiembla ligeramente al
pronunciar la última palabra, él aprieta la mano sudorosa, está
allí, con ella.
Jorge se acerca a la
mesa, miradas reprobatorias le fulminan, aún así, consigue que
salgan de su ensimismamiento para saludarle y, con toda la
naturalidad que puede se sienta a la mesa. Laura se muerde otra uña
mientras una conversación banal comienza a surgir.
Horas más tarde, algo
borrachos ya en casa, él la besa, contento de formar por fin parte
de toda su vida y baila esa canción tan pegadiza que ha escuchado
por vez primera en el bar.
-¡Lo ves! No ha ido tan
mal.
Ella ríe divertida. Él
sabe que en cuanto se han ido las amigas no han parado de hablar. Observa cómo Laura silencia el teléfono, ignorando los incesantes mensajes y baila con él, esquivando las sillas del
salón, parece contenta. Le pellizca y ríe.
-Es cierto, tenías
razón, no ha ido tan mal, pero eso cariño es porque tú, en el
fondo, eres una lesbiana.
_______________
Escribir una historia desde otro punto de vista
Febrero 2014
_______________
Yavannna
0 comentarios:
Publicar un comentario