viernes, 3 de octubre de 2014

Carta de James a Hormiga

Lleva tiempo queriendo hacerlo, a la vieja usanza, sentarse, escribir – teclear- las palabras que le perturban, que sabe que no tendrán respuesta, pero una parte de él necesita hacerlo.

Ha pasado más de un año desde el incidente, le explicaron cual era la naturaleza de aquella investigación y lo que había ocurrido – tan improbable, tan obtuso, tan imposible – que nadie lo creyó capaz, pero sucedió, por accidente, aunque hoy no han podido reproducir otra vez todo aquello.

James viajó en el tiempo y el espacio, viajó, aunque pareciera imposible y así consiguió ver la Tierra, ese planeta que le había visto nacer, pero no era la Tierra de sus padres, ni el tiempo de los mismos, lo que vio pertenecía al pasado, a otro lugar, otro espacio, otro tiempo y, no puede dejar de preguntarse si su presencia allí cambió algo, si ese accidente propició alguna especie de desgracia. Nunca fue determinista, nunca pensó que su destino estuviera escrito, pero ahora ¿cómo no dudar al respecto? Si él mismo había experimentado algo así, si su cuerpo, su mente, su YO habían vivido lo imposible.

Las preguntas se le acumulaban y aún sabiendo que su acto no era más que un grito al viento se sentó en la mesa y lentamente comenzó a teclear las palabras que plagaban su mente.
La verdosa y artificial luminosidad hacía que sus afiladas facciones parecieran aún más duras, el aire, filtrado, revolvía sus cabellos, quizá demasiado largos en los últimos tiempos, sus dedos se movían sin descanso.

Para Hormiga, aquel niño lleno de valor:

Se que jamás leerás esta cara, es imposible, ni aunque conviviésemos en el mismo planeta y el mismo tiempo sería probable, pero necesito escribirte pequeño Hormiga, necesito escribirte para explicarte, para preguntarte, para que si lo imposible se hace posible (otra vez) no tenga la sensación de al menos no haberlo intentado.

No se cómo debiste de ver tu la situación, me encantaría que me lo contaras, me encantaría que hubiera un modo de saber qué sentiste al ver a un hombre extraño aparecer inconsciente de la nada en tu huida por protegerte de aquella agresión, me encantaría saber qué hicisteis aquel niño y tu para causar tal furia en ese hombre y quién era él, que tanto miedo te daba, tanto como para esconder tu menudo y moreno cuerpo detrás de ese “ser” que de golpe estaba allí.

¿Qué sentiste entonces? ¿Qué ocurrió más tarde? ¿Por qué decidiste ayudar a aquel extraño que si, que había parado el golpe del hombre, pero que, si lo hubiera pensado fríamente es posible que no lo hubiera hecho?

Ojala pudieras contestarme Hormiga, ojala pudiera haberte dado al menos un significado para mi nombre, cómo tu lo hiciste con el tuyo, pero la situación para mi era demasiado confusa entonces (lo sigue siendo, no nos engañemos)

Estar allí contigo pequeño Hormiga, es la cosa más maravillosa, fascinante e imposible que me ha sucedido y me sucederá jamás, ver con mis propios ojos ese azul resplandeciente en el cielo, tocar con mis manos esa tierra, sentir en mis pulmones el polvo entrando, arañándolos un poco y el sol quemando mi cuerpo, ese día, a parte de conocerte a ti conocí otro mundo, uno que creía que no vería jamás (y en este caso es cierto)

Me gustaría pensar que después de que el hombre quedara inconsciente no te ocurrió nada malo, que se lo tenía merecido (a mi entender al menos así era, arrastraba a un niño pequeño y tu no llevabas mejor camino), me gustaría pensar que era un villano y que aquel fue su merecido, pero lo cierto es que nunca lo sabré, nunca sabré lo que ocurrió más tarde ni lo que te ocurrió a ti, nunca sabré si te ocurrió algo terrible por el simple acto de parar a ese hombre, de ralentizar tu huída con mi aparición, nunca sabré si soy culpable de una desgracia.

Hormiga, espero que crecieras y tuvieras una vida plena, hace tantos, tantos años y de vez en cuando te acordaras de aquel hombre que entró y salió de tu vida en tan poco tiempo de una manera tan extraña, por mi parte yo recordaré siempre todo aquello, el sol, la luz, el cielo, los golpes, el dolor, a ti, Hormiga. Todavía puedo sentir en la punta de la lengua ese sabor metálico procedente del miedo, la tierra y el sudor, todavía puedo cerrar los ojos y sentir el calor sobre mi piel.

Después de aquello me “gané” un ascenso, supongo que para callarme, no se muy bien los motivos que impulsaron a mis jefes, pero lo cierto es que gracias a todo ahora ya no me dedico a investigar pequeños “robos” de información, ahora los asuntos de los que me ocupo son más serios y yo, tengo la esperanza, de que sirvan para ayudar a la gente, porque si a ti no te pude ayudar, es el consuelo que me queda.

En algún momento querría volver a la Tierra, pero esta vez de manera normal, si algún día lo consigo, intentaré volver a tu tierra, a tu hogar.

Deseo que el pasado te tratara bien, desde el futuro, desde Marte, al menos alguien te recuerda.
Ojala pudiera saber algo


James mantiene abierto el dispositivo durante un rato mientras mira a lo lejos, más allá de esas cuatro paredes, más allá de la Colonia y de todo el malito planeta, con un movimiento de muñeca archiva el documento en la memora y apaga el dispositivo sin apartar la mirada del frente.
Jamás sabrá lo que sucedió con Hormiga y eso, le acompañará toda la vida.



Yavannna

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