Tras su marcha quedó un intenso - e insistente - vacío.
No solo se había llevado consigo afectos y reproches, tras sus pasos... miles de historias, de aventuras, pasiones, amores pasados.
Todavía duraba en el aire su perfume, de cuero viejo e historias vividas, más, enrededor mía no había nada, todo lo llevó consigo.
Desde luego, la que nunca me perdonaría su partida era la estantería, insultántemente vacía, y con aire un tanto molesto... a fin de cuentas, yo siempre había leido de prestado.
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Yavannna
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